ARTHUR BISPO DO ROSÁRIO (1909-1989)

Nació en el interior de Sergipe descendiente africanos esclavizados, cuando era joven, comenzó la Escuela de Aprendices Marineros. En 1925, llegó a Río de Janeiro, donde trabajó en la Marina de Guerra desempeñandose como marinero, permaneciendo allí nueve años, hasta su despido por indisciplina. Después, trabajó en la Compañía de Electricidad Light & Power, de donde también fue despedido. Practicaba boxeo y pronto se convirtió en campeón de los pesos ligeros.

Fue acogido por la familia Leone, y posteriormente, vivió en un altillo durante cuatro años. Ya en 1938, a sus 27 años, sufrió un grave accidente en un tranvía, hecho que provocó su primer brote psicótico. Luego fue remitido al hospicio de Praia Vermelha, siendo trasladado más tarde a la Colonia Juliano Moreira. En su delirio vio a Cristo descender del cielo hacia la tierra, rodeado por una corte de ángeles azules. Sintió que su misión era recrear el universo bajo la influencia de voces alucinatorias que le decían qué hacer.

Produjo gran parte de su obra con basura y desechos, tales como cucharas, zapatos, cajas de madera, botellas, papeles usados, entre otras cosas. Creó tapices, collages, miniaturas de barcos y automóviles, además de usar sábanas y ropa para bordar con el famoso hilo azul que obtenía al desmenuzar los uniformes de los pacientes hospitalizados. Se negaba a exponer sus obras por temor a separarse de ellas como si su arte proporcionara un sentido a su precaria existencia.

Calificado como indigente en el hospital psiquiátrico, vivió marginado. Hombre negro, pobre y asilado varias veces, en instituciones donde terminó permaneciendo hasta el final de su vida durante casi 50 años con el diagnóstico de esquizofrenia paranoide. Sobrevivió a la dura realidad del abandono y la fragmentación causada por la locura.

Sin embargo, habiendo sido marinero, boxeador, artista plástico, diseñador, tapicero y bordador entre otras actividades, su trayectoria de vida no pasó desapercibida en el contexto político de la lucha antimanicomial en los años 80 en Brasil. En este sentido, desempeñó un papel importante en ese contexto de denuncia.

En 1982, por primera y única vez, aceptó exponer sus quince estandartes en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro (MAM) con el tema “Margem da Vida”. No se consideraba un artista, ya que todo lo que creaba era el resultado de una misión que cumplía como una obligación.

En 1987, se estableció el 18 de mayo como el día de la lucha por el Movimiento Antimanicomial. El Gobierno brasileño promulgó la Ley de Salud Mental de 1989 que reguló los derechos del enfermo mental y el cierre progresivo de los hospitales psiquiátricos en Brasil. Ese mismo año, falleció el Obispo del Rosario el 5 de julio, a los 78 años en Río de Janeiro.

Recibió reconocimiento póstumo en varias ocasiones:

En 1995, fue considerado uno de los artistas brasileños más prestigiosos en Arte Contemporáneo, llenando el pabellón brasileño en la 46ª Bienal de Venecia con la presentación de 140 obras que ganaron reconocimiento entre los críticos de arte.

Fue honrado en tres carnavales en Río de Janeiro. En el 2018, el tema de la trama fue “El rey que bordó el mundo”.

Ha producido más de 800 obras catalogadas por el Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (IPHAN) y se encuentra expuesto en el Museo Bispo do Rosário Arte Contemporáneo que posee una colección de más de 1500 piezas suyas y de otros artistas.

Además de su legado artístico, hay dos documentales y un video sobre su vida, en los que respondió algunas preguntas. El primer documental realizado en 1982 por Hugo Denizart se tituló “El prisionero del pasaje” y el segundo, en 1988, por Conceição Robaina relata detalles de su vida en la Colonia Juliano Moreira. En el video grabado por Fernando Gabeira en los años 80, habló sobre la fase en la que estuvo encerrado durante siete años en su habitación. En estas entrevistas, el obispo cuestiona su diagnóstico y habla de la forma inhumana por la que se trataba a los enfermos mentales.

Desde entonces, numerosas exposiciones de sus obras ya se han realizado en Brasil y en el mundo, consagrando al Obispo del Rosario como precursor del Arte Contemporáneo.

Por Mariangela Relvas